Dar el biberón a tu
hijo requiere tiempo, tranquilidad y una higiene muy estricta. El momento de la
toma, ya sea de leche materna o
artificial, es una ocasión privilegiada para dar al niño el contacto,
seguridad, calor y ternura que necesita.
Hay
que evitar alimentarle en la cuna o idear sistemas para que el peque succione solo. No
te obsesiones con la duración de la toma, lo mejor es que el bebé imponga su ritmo y que se tome su tiempo.
La
tapa debe ser hermética y antiderrame, lo que permite transportar el biberón
lleno. La tetina puede ser de caucho o de silicona; ambas son
elásticas, blandas y resistentes. También pueden tener diferentes formas: de
cereza, anatómica, fisiológica o de gota.
Para
regular el flujo de salida de la leche, muchos biberones disponen de
roscas regula flujo. El flujo también se obtiene en función de los orificios de
la tetina.
Algunos
biberones tienen una boca ancha que permite llenarlos más fácilmente. Muchos
modelos tienen una forma ergonómica, que permite que la mamá o el bebé puedan
agarrar el biberón más cómoda y fácilmente. Otros disponen de asas.
La
válvula anticólicos puede situarse en la parte inferior o en la base de la
tetina. Permite el paso del aire, compensando la salida de leche y garantizando
un flujo constante. Para facilitar la limpieza del biberón, existen
modelos cuyo fondo se puede desenroscar. Otros tienen el fondo en forma de
media luna.
Para
el uso correcto del biberón te recomendamos:
Lava
cuidadosamente las diferentes partes del biberón con agua y jabón antes de cada
uso, y después esterilizarlo.
Asegúrate
de que la tetina está en buen estado. Si presenta signos de deterioro o de
fragilidad, hay que cambiarla por una nueva.
Comprueba
siempre la temperatura de la leche antes de cada toma.
No
utilices el biberón de forma continua y prolongada, ya que puede provocar
trastornos dentales, como la caries.
El
uso del biberón debe ser individual. Cada hermanito que tenga el suyo.
No
utilices la tetina como chupete.